Alexis Pardillos.
Imagen Odaraia alata del estudio de Javier Ortega-Hernández
Identificados en una investigación dos fósiles que traerán de cabeza,
durante un tiempo, a los expertos científicos e investigadores paleobiologos, entre otras cosas, por
su importancia capital para el estudio de la evolución animal, ya que, con una antigüedad
de unos 510 millones de años, estas muestras presentan rasgos bien conservados de
lo que es un sistema neuronal, con su tejido neural fosilizado, estableciendo con
ambas muestras una comparativa entre los más antiguos artrópodos de formación
blanda y estructuras de vida con una capa superficial más dura donde parecieron
generalizarse los primeros sistemas cefálicos conectados neuronalmente.
Los especímenes que se han
estudiado pertenecen al grosso de la Colección del Smithsonian National Museum of Natural History, en Washingtong
D.C., Estados Unidos.
El sistema neuronal primigenio descubierto
se compone de un “esclérito” duro en la parte anterior que se conecta a través
de trazos o hilos nerviosos a órganos como los ojos en la parte delantera.
El estudio se realizó con
especímenes fósiles de Helmetia expanasa y Odaraia alata recolectados durante el siglo XX en el
yacimiento de Burguess Shale en el Parque Nacional de Yoho en la provincia de la
Columbia Británica, en Canadá.
Imagen de Helmetia expanasa del estudio de Javier Ortega-Hernández
Hace más de 500 millones de años
que un enterramiento súbito de organismos invertebrados por flujos de arcilla fue formando el que hasta el día de hoy es uno de los más ricos y privilegiados yacimientos del Cámbrico
Medio en el mundo. Descubiertas en 1909 por Charles Walcott, reconocido
paleontólogo estadounidense, las lititas de Burguess Shale, desde entonces, no
han dejado de aportar fascinantes y detalladas pruebas fósiles, sobre todo de
organismos de difícil preserva por su estructura blanda sin conchas ni esqueletos
externos mineralizados, como los celentéreos y moluscos.
“Los cerebros se fosilizan sólo si las condiciones son las adecuadas. Por
ejemplo, si un animal es enterrado de repente en condiciones de poco oxígeno
que son ricas en ciertos minerales, como el carbono, el tejido neural tendría
la oportunidad de fosilizarse”, dijo Javier Ortega-Hernández, becario de
investigación en Paleobiología de la Universidad de Cambridge en el Reino
Unido, y autor del estudio.
El descubrimiento facilita el conocimiento de la reconstrucción de la arquitectura segmentaria de la cabeza en los artrópodos tempranos esclerotizados, demuestra el profundo parecido entre todas las características exoesqueléticas en una evolución continua con diferentes tipos de organización corporal y en definitiva marca un espectacular punto de referencia en la investigación de la formación y evolución de la cabeza.
Por otra parte, y en este último sentido, esta investigación
marca también un hito científico al “converger dos campos aparentemente no
relacionados, la neurología y la paleontología”, dijo Greg Edgecombe, investigador de la evolución de artrópodos en el
Museo de Historia Natural de Londres, el cual no ha tomado parte en el estudio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario