Alexis Pardillos.
Fuente: SINC, EIA
Ya desde finales del siglo XVIII hubo visionarios que, conocedores de esta interesante sierra situada en el Noreste de la cuenca del Duero, en la provincia de Burgos, en una constante negociación con las administraciones, se tornaron admiradores y protectores de ella, hasta que en 1977 se consolidó un grupo de expertos, el Equipo de Investigación de Atapuerca (EIA), cuyos sucesivos descubrimientos obtuvieron el reconocimiento del lugar como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000, siguiendo desde entonces dándonos sorpresas cada temporada de excavaciones que se sucede.
La pequeña serranía, con una
colina de 1.085 metros de cota máxima sobre
el nivel del mar, fue formada hace unos dos millones de años por arenas,
calizas y areniscas de origen marino con una edad de unos 100 millones de años,
y posteriormente utilizada, durante generaciones, por diversas especies del
género homo para su asentamiento y el desarrollo de sus vidas, en un estadio
crucial para nuestra evolución.
Las investigaciones del año 2013
concluyen que la sierra habría estado habitada por poblaciones enlazadas desde
que llegaron los primeros hombres hace 1,4 millones de años y hasta más allá de
la extinción del Homo neanderthalensis,
del que se sabe que habitó la serranía pero solo por sus útiles hallados, y no, aún, por ningún resto humano fósil encontrado.
Ahora, quince años después de ser
la zona declarada Patrimonio de la Humanidad, y con miles de descubrimientos fósiles
extraídos de sus entrañas, Atapuerca, nos sorprende de nuevo, por un lado, con
nuevos hallazgos del EIA de cráneos de homínidos de en torno a 430.000 años en
la Sima de los Huesos, y por otro, con un detallado mapa geomorfológico completo
de la zona que nos muestra como se formó la sierra y su entorno, obra de
científicos del CENIEH.
Publicado un mapa
geomorfológico de la Sierra de Atapuerca y su entorno
Científicos del CENIEH, Centro
Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, en Burgos, han elaborado
recientemente un mapa geomorfológico del área, dada su gran riqueza e importancia, especialmente
paleoantropológica.
El plano, que abarca 207 kms2,
englobando la Sierra de Atapuerca y el
Valle Medio del Arlazón, analiza la geología del terreno y su formación, sobre
todo durante el Cuaternario, hace unos dos millones de años, cuyas
transformaciones son las que ahora principalmente conforman el peculiar paisaje.
Las formas características de la
sierra se originaron por efecto de la erosión durante el Neógeno, hace entre 23 y 2,5 millones años,
cuando la cuenca del Duero estaba aun cerrada y no evacuaba al Atlántico.
Cuando la cuenca del Duero se
abrió paso a aquel océano, se formaron terrazas fluviales, que a su vez
originaron los valles fluviales actuales. En este valle se produjo la
transformación en catorce etapas diferenciadas por sus distintos niveles
freáticos.
“Los ríos de las etapas más
antiguas fueron los responsables de la disolución de las calizas en la Sierra
de Atapuerca y la formación de las cavidades donde se encuentran los
yacimientos”, explica, para SINC, Alfonso Benito-Calvo, autor principal del mapa
y el estudio, publicado en Journal of Maps.
El mapa geomorfólogico elaborado por CENIEH
Pulse AQUÍ para ir al documento del mapa completo.
Descubiertos cráneos de
homínidos de unos 430.000 años de antigüedad
La última campaña de excavaciones
del EIA, que concluyó este pasado més de julio, revela el descubrimiento en la Sima de los Huesos de varios restos de
cráneos de una especie homínida con una antigüedad, a falta de más
análisis, de unos 430.000 años.
Según Juan Luis Arsuaga,
codirector de las excavaciones, se están montando 17 cráneos encontrados en
otras campañas y alguno de estos fragmentos podría completar alguno de ellos.
Además han aparecido restos que podrían pertenecer a otros individuos.
Algunos de los restos están
procediendo a ser analizados en laboratorio más en profundidad.
Una retrospectiva del colosal yacimiento
Ya desde 1782, Manuel Francisco
de Paula, vicario de la comarca, puso en relevancia la importancia de la sierra,
en concreto de las denominadas Cueva Mayor y Sima de los Huesos, que plasmó en
plano y cuyo estudio fue enviado en 1795 a D. Tomás López para su inclusión en
el Diccionario Geográfico-Histórico, que éste estaba elaborando.
D. Felipe de Ariño y López, Gobernador
Civil de Burgos jubilado, solicitó en 1863 a la reina Isabel II una concesión
para poder realizar en el área investigaciones de carácter geológico y
arqueológico, dado el gran interés que ya para aquella época la mágica serranía
iba despertando.
En 1868, Pedro Sampayo y Mariano
Zuaznávar elaboraron un trabajo que, más adelante, en 1910, encandiló a nuestros
más grandes expertos en Arqueología del momento, Henri Breuil, Hugo Obermaier y
Jesús Carballo.
La Guerra Civil española paralizó
cualquier tipo de excavación e investigación y no fue hasta 1951 cuando un
activo e inquieto grupo espeleológico, el Grupo Espeleológico Edelweiss, reanuda
las actuaciones para seguir investigando la sierra y sus cavidades. Fruto de
este empeño fue toda la topografía de la zona y la catalogación de todas y cada
una de las cavidades de la formación.
En 1962, José Luis Uribarri,
miembro del citado grupo espeleológico, descubre en la Trinchera del
Ferrocarril vario Huesos fosilizados. Así pues entre 1964 y 1966 se realizan
las primeras excavaciones arqueológicas y en 1972, el mismo grupo, bajo la
coordinación de aquel, descubre la Galería del Sílex. Además, es en esta época cuando,
gracias a las gestiones de dicho grupo de investigación, se impide la
expropiación forzosa del área para ser utilizada como campo de maniobras
militar. Es a partir de entonces cuando se inicia la tramitación para declarar
Atapuerca como Monumento Histórico Artístico, reconocimiento que no se obtiene
hasta 1987.
El descubrimiento en la Sima de los
Huesos de los primeros restos de Homo heidelbergensis, en 1976, favoreció que
en 1977 se presentara el proyecto para la creación del Equipo de Investigación
de Atapuerca. Desde entonces ha sido imparable la recolección de muestras y
esclarecedor el mapa evolutivo humano que se ve generando con su estudio.
En 1992, cuando Miguel Indurain
arrasaba con su bicicleta por toda la geografía europea, en la Sima de los
Huesos se encontraban multitud de restos bien conservados de Homo heidelbergensis,
como aquel cráneo-5 que, en honor al deportista navarro, se vino a denominar Miguelón
y que el desarrolló de las investigaciones nos fue desvelando que la vida de su desafortunado
portador sufrió un trágico acontecimiento, en forma de dura pedrada, que
posteriormente desencadenó su muerte.
Foto: Cráneo de Miguelón / Junta Castilla y León
En 1994, se descubrieron, en el
yacimiento de la Gran Dolina, los restos de un individuo que datarían de unos 850.000
años de antigüedad. El hallazgo fue producido por Aurora Martin, quien ahora es
Coordinadora del Museo de la Evolución Humana, en Burgos, España, y el
individuo, que posteriormente se catalogó como Homo antecessor, vino a
denominarse afectivamente “Niño de la Gran Dolina”.
En 2007 se descubren restos de la
primera especie homínida, aun sin catalogar, que debió habitar la sierra, hace unos
1,2 - 1,3 millones de años, encontrados en la Sima del Elefante.
En la campaña de 2012, además de
encontrar restos de Homo heidelbergensis, se hallaron herramientas, y algo muy
curioso, único, restos de un oso que habitó la zona, entre oso pardo y oso de
las cavernas, el “Ursus dolinensis” u
Oso de la Dolina.
En 2013 se encontró un pequeño cuchillo
de sílex, que data, según los expertos de aproximadamente 1,4 millones de años.
En la actualidad, tras los
últimos descubrimientos de la campaña de este año 2015, el Equipo de
Investigación de Atapuerca, dirigido por José María Bermúdez de Castro y por
Juan Luis Arsuaga, que tantos éxitos científicos han cosechado, se esfuerza por
esclarecer el panorama de la Prehistoria en aquella sierra burgalesa, además de mantener constante aquella pasión por el descubrimiento de nuevas especies homínidas.
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