viernes, 7 de agosto de 2015

Nuevas desde Atapuerca: Un mapa geomorfológico y nuevos restos homínidos

ENÉSIMAS NUEVAS
Alexis Pardillos.
Fuente: SINC, EIA



Ya desde finales del siglo XVIII hubo visionarios que, conocedores de esta interesante  sierra situada en el Noreste de la cuenca del Duero, en la provincia de Burgos, en una constante negociación con las administraciones, se tornaron admiradores y protectores de ella, hasta que en 1977 se consolidó un grupo de expertos, el Equipo de Investigación de Atapuerca (EIA), cuyos sucesivos descubrimientos obtuvieron el reconocimiento del lugar como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000, siguiendo desde entonces dándonos sorpresas cada temporada de excavaciones que se sucede.

La pequeña serranía, con una colina de 1.085 metros de cota máxima sobre el nivel del mar, fue formada hace unos dos millones de años por arenas, calizas y areniscas de origen marino con una edad de unos 100 millones de años, y posteriormente utilizada, durante generaciones, por diversas especies del género homo para su asentamiento y el desarrollo de sus vidas, en un estadio crucial para nuestra evolución.

Las investigaciones del año 2013 concluyen que la sierra habría estado habitada por poblaciones enlazadas desde que llegaron los primeros hombres hace 1,4 millones de años y hasta más allá de la extinción del Homo neanderthalensis, del que se sabe que habitó la serranía pero solo por sus útiles hallados, y no, aún, por ningún resto humano fósil encontrado.

Ahora, quince años después de ser la zona declarada Patrimonio de la Humanidad, y con miles de descubrimientos fósiles extraídos de sus entrañas, Atapuerca, nos sorprende de nuevo, por un lado, con nuevos hallazgos del EIA de cráneos de homínidos de en torno a 430.000 años en la Sima de los Huesos, y por otro, con un detallado mapa geomorfológico completo de la zona que nos muestra como se formó la sierra y su entorno, obra de científicos del CENIEH.

Publicado un mapa geomorfológico de la Sierra de Atapuerca y su entorno

Científicos del CENIEH, Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, en Burgos, han elaborado recientemente un mapa geomorfológico del área, dada su gran riqueza e importancia, especialmente paleoantropológica. 

El plano, que abarca 207 kms2, englobando la Sierra de Atapuerca  y el Valle Medio del Arlazón, analiza la geología del terreno y su formación, sobre todo durante el Cuaternario, hace unos dos millones de años, cuyas transformaciones son las que ahora principalmente conforman el peculiar paisaje.

Las formas características de la sierra se originaron por efecto de la erosión durante el  Neógeno, hace entre 23 y 2,5 millones años, cuando la cuenca del Duero estaba aun cerrada y no evacuaba al Atlántico.

Cuando la cuenca del Duero se abrió paso a aquel océano, se formaron terrazas fluviales, que a su vez originaron los valles fluviales actuales. En este valle se produjo la transformación en catorce etapas diferenciadas por sus distintos niveles freáticos.

“Los ríos de las etapas más antiguas fueron los responsables de la disolución de las calizas en la Sierra de Atapuerca y la formación de las cavidades donde se encuentran los yacimientos”, explica, para SINC, Alfonso Benito-Calvo, autor principal del mapa y el estudio, publicado en Journal of Maps.

El mapa geomorfólogico elaborado por CENIEH

Pulse  AQUÍ  para ir al documento del mapa completo.

Descubiertos cráneos de homínidos de unos 430.000 años de antigüedad

La última campaña de excavaciones del EIA, que concluyó este pasado més de julio, revela el descubrimiento en la Sima de los Huesos de varios restos de cráneos de una especie homínida con una antigüedad, a falta de más análisis,  de unos 430.000 años.

Según Juan Luis Arsuaga, codirector de las excavaciones, se están montando 17 cráneos encontrados en otras campañas y alguno de estos fragmentos podría completar alguno de ellos. Además han aparecido restos que podrían pertenecer a otros individuos. 

Algunos de los restos están procediendo a ser analizados en laboratorio más en profundidad.

Pronto tendremos más noticias desde Burgos en relación a este hallazgo.



Una retrospectiva del colosal yacimiento

Ya desde 1782, Manuel Francisco de Paula, vicario de la comarca, puso en relevancia la importancia de la sierra, en concreto de las denominadas Cueva Mayor y Sima de los Huesos, que plasmó en plano y cuyo estudio fue enviado en 1795 a D. Tomás López para su inclusión en el Diccionario Geográfico-Histórico, que éste estaba elaborando.

D. Felipe de Ariño y López, Gobernador Civil de Burgos jubilado, solicitó en 1863 a la reina Isabel II una concesión para poder realizar en el área investigaciones de carácter geológico y arqueológico, dado el gran interés que ya para aquella época la mágica serranía iba despertando.

En 1868, Pedro Sampayo y Mariano Zuaznávar elaboraron un trabajo que, más adelante, en 1910, encandiló a nuestros más grandes expertos en Arqueología del momento, Henri Breuil, Hugo Obermaier y Jesús Carballo.

La Guerra Civil española paralizó cualquier tipo de excavación e investigación y no fue hasta 1951 cuando un activo e inquieto grupo espeleológico, el Grupo Espeleológico Edelweiss, reanuda las actuaciones para seguir investigando la sierra y sus cavidades. Fruto de este empeño fue toda la topografía de la zona y la catalogación de todas y cada una de las cavidades de la formación.

En 1962, José Luis Uribarri, miembro del citado grupo espeleológico, descubre en la Trinchera del Ferrocarril vario Huesos fosilizados. Así pues entre 1964 y 1966 se realizan las primeras excavaciones arqueológicas y en 1972, el mismo grupo, bajo la coordinación de aquel, descubre la Galería del Sílex. Además, es en esta época cuando, gracias a las gestiones de dicho grupo de investigación, se impide la expropiación forzosa del área para ser utilizada como campo de maniobras militar. Es a partir de entonces cuando se inicia la tramitación para declarar Atapuerca como Monumento Histórico Artístico, reconocimiento que no se obtiene hasta 1987.

El descubrimiento en la Sima de los Huesos de los primeros restos de Homo heidelbergensis, en 1976, favoreció que en 1977 se presentara el proyecto para la creación del Equipo de Investigación de Atapuerca. Desde entonces ha sido imparable la recolección de muestras y esclarecedor el mapa evolutivo humano que se ve generando con su estudio.

En 1992, cuando Miguel Indurain arrasaba con su bicicleta por toda la geografía europea, en la Sima de los Huesos se encontraban multitud de restos bien conservados de Homo heidelbergensis, como aquel cráneo-5 que, en honor al deportista navarro, se vino a denominar Miguelón y que el desarrolló de las investigaciones nos fue desvelando que la vida de su desafortunado portador sufrió un trágico acontecimiento, en forma de dura pedrada, que posteriormente desencadenó su muerte.

 Foto: Cráneo de Miguelón / Junta Castilla y León

En 1994, se descubrieron, en el yacimiento de la Gran Dolina, los restos de un individuo que datarían de unos 850.000 años de antigüedad. El hallazgo fue producido por Aurora Martin, quien ahora es Coordinadora del Museo de la Evolución Humana, en Burgos, España, y el individuo, que posteriormente se catalogó como Homo antecessor,  vino a denominarse afectivamente “Niño de la Gran Dolina”.

En 2007 se descubren restos de la primera especie homínida, aun sin catalogar, que debió habitar la sierra, hace unos 1,2 - 1,3 millones de años, encontrados en la Sima del Elefante. 

En la campaña de 2012, además de encontrar restos de Homo heidelbergensis, se hallaron herramientas, y algo muy curioso, único, restos de un oso que habitó la zona, entre oso pardo y oso de las cavernas, el “Ursus dolinensis” u Oso de la Dolina.

En 2013 se encontró un pequeño cuchillo de sílex, que data, según los expertos de aproximadamente 1,4 millones de años.

En la actualidad, tras los últimos descubrimientos de la campaña de este año 2015, el Equipo de Investigación de Atapuerca, dirigido por José María Bermúdez de Castro y por Juan Luis Arsuaga, que tantos éxitos científicos han cosechado, se esfuerza por esclarecer el panorama de la Prehistoria en aquella sierra burgalesa, además de mantener constante aquella pasión por el descubrimiento de nuevas especies homínidas.







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