viernes, 17 de abril de 2015

La “Dama Roja” de El Mirón, ¿madre de los modernos europeos?

ENÉSIMA NUEVAS.
Alexis Pardillos.
Fuente: El Pais, Unican


Foto: Manuel González Morales
  
En el pintoresco entorno que forman la Sierra del Hornijo y los Montes de la Busta y el Moro, que rodean el Monte Pando, en la localidad cántabra de Ramales de la Victoria, se encuentra la Cueva del Mirón, ya desde hace unos años explorada. En ella, además de una enorme majestuosidad y tras una inmensa apertura que forma su entrada, se han encontrado, desde su descubrimiento en 1996 y posteriores excavaciones a partir del año 2010, no solo unos excelentes grabados rupestres de trazo fino, que incluyen signos y símbolos varios, un caballo y un posible bisonte, sino además, a medida que progresan la excavaciones, otros espectaculares hallazgos.

Además de aquellas pinturas, se han localizado en la oquedad multitud de huesos de animales, múltiples fragmentos de tallas de sílex y numerosas piezas de hueso y asta, hasta incluso una cabeza de cierva grabada en un omóplato, que denotan la ocupación de aquellas cuevas por el hombre desde la transición del Paleolítico Medio al Superior hasta bien entrada la Edad Media, hace escasamente un milenio.

La última sorpresa que ha dado el interior de la caverna ha sido el reconocimiento de unos restos humanos hallados en 2010 debajo de una inmensa losa de piedra.

La losa, que parecía haber caído del techo, contenía unos grabados lineales que parecían representar motivos femeninos y bajo ella se hallaron los que en un principio creyeron se trataba de restos de un joven adulto. Las dataciones del Carbono 14 situaron la edad de aquellos restos en unos 19.000 años. 

Hoy sabemos que aquel curioso enterramiento pertenecía a una mujer de unos 35 a 40 años. Por razones que se desconocen el cuerpo se dejó descomponer al aire libre (muestras de óxido de manganeso sobre los huesos lo verifican) y posteriormente fue embadurnada de ocre rojo (un pigmento hecho con óxido de hierro) que no procedía de la zona, antes de ser enterrada.  Más tarde, algún animal se llevó la tibia, que posteriormente, e incluso roída, fue de nuevo depositada en el rudimentario sepulcro.

Además no se encuentran entre los restos ni el cráneo ni algunos de sus huesos, que se piensa fueron trasladados a otro lugar, como si de sagradas reliquias se tratasen.

Es por todas esas circunstancias por lo que se cree que se trataba de una mujer muy,  pero que muy especial. De hecho en el enterramiento se han encontrado muestras de diferentes pólenes agrupados, prueba de que se depositaron  flores para el rito, aunque también pudo ser debido a que la “dama” consumía flores por sus propiedades medicinales.

Sea como fuere, se trata de un hallazgo muy especial, puesto que si bien en periodos anteriores (unos 8.000 años atrás) si existía aquella práctica funeraria, de ese periodo, hace unos 19.000 años, no existe ningún enterramiento en la península ibérica y tan solo una media docena en Francia.  Es en esa época aproximadamente cuando acababa la etapa más dura de la glaciación. 

Milenios atrás, las poblaciones europeas habían debido de emigrar a zonas más meridionales para combatir los gélidos fríos, acabando muchas de ellas resguardadas en las cuevas de la cornisa cantábrica que, como la del Mirón, disponían de temperaturas y recursos que podían hacer la vida más llevadera. 

Y es a partir de aquel momento de recuperación cuando puede que aquellas tribus de hombres y mujeres volvieran a sus lugares de origen en la zona interior centro europea.

Esto último es lo que Svante Pääbo, investigador del Instituto Max Planck de Antropología evolutiva de Leipzig (Alemania) pretende descubrir tras obtener muestras de ADN de los restos de la “Dama roja”.  Este investigador ya dirigió en el 2010 la secuenciación del genoma neandertal.



 

No hay comentarios:

Publicar un comentario