Alexis Pardillos.
Fuente: Ciencia Xplora
Imagen: Asteroide 1566 Ícaro, recreación del Kurdistan Planetarium
Como si de la comitiva
norteamericana en el clásico de cine español de Berlanga “Bienvenido Mr.
Marshall” se tratara, el asteroide 1566
Ícaro pasó de largo en la noche de ayer, 16 de junio, tras acercarse a unos 8 millones de kms. Esta distancia, que es igual a unas 21 veces la que separa la Luna de nuestro planeta, es potencialmente
arriesgada, en términos astronómicos, para la integridad de nuestra delicada esfera terrestre, según algunos expertos.
El asteroide, que fue descubierto
en 1949 por Wilhem Heinrich Walter Baade,
astrónomo alemán emigrado a Estados Unidos, tiene una forma casi esférica, mide
aproximadamente 1,4 kms. de diámetro y
pesa unas 4,4 millones de Toneladas.
El 1566 Ícaro tiene una periodicidad de rozadura, esto es, su máximo y más aproximado acercamiento a la Tierra durante su órbita, de 9, 19 y 38 años, en
base a las observaciones del objeto y las estimaciones realizadas desde su
descubrimiento.
Para hacernos una idea y
trasladando los tamaños y distancias astronómicas a una escala más asimilable, si
la Tierra fuera un balón de futbol, la Luna tendría un tamaño algo inferior al
de una pelota de tenis y estaría situada a unos 6,5 mts. de aquel balón
terrestre. En este caso, el asteroide Ícaro
seria una insignificante mota de polvo que se encontraría a unos 140 mts., en su mayor acercamiento, de
aquella simulada esfera terrestre .
No obstante el tamaño comparado
de aquella insignificante mota de polvo, si el asteroide colisionara con nuestro planeta el efecto sería realmente devastador, tal y como pudo suceder hace unos
65 millones de años, en aquel posible impacto que extinguió a los dinosaurios de
la faz de la Tierra
Actualmente la NASA maneja un
listado de objetos celestes, denominados NEO (Near
Earth Objects), con unos 100 asteroides potencialmente peligrosos para la
Tierra, donde se encuentra el Ícaro, pero asegura que la probabilidad de impacto con nuestro planeta por cualquiera
de ellos es muy próxima al 0%, al menos en los próximos 100 años. Estos índices de probabilidades,
al ser tan bajos, se calculan en base a una escala logarítmica denominada “Escala
de Palermo”.
En 1967, estudiantes del MIT (Instituto
de Tecnología de Massachusetts) abanderados por su profesor Paul Sandorf, plantearon la posibilidad
de repeler este objeto celeste, a su paso programado en 1968, desviando su
órbita, utilizando para ello armamento nuclear. Aquel proyecto, gestado como un
ejercicio estudiantil, fue origen de polémica y argumento para un sinfín de filmografía
de corte catastrofista.
Según la mitología griega, Ícaro
era hijo de Dédalos, arquitecto y artesano, y enseñó a Ariadna, hija del rey
Minos y Pasifae de Creta, y enamorada de Teseo, a como éste último podía encontrar
el camino correcto en el laberinto de Minos para encontrar y vencer al Minotauro, monstruo
con cuerpo de hombre y cabeza de toro, que debía alimentarse de humanos cada 9
años.
De este modo, una vez vencido el
Minotauro por parte de Teseo, el padre de aquel monstruo, el rey Minos, se
enojó brutalmente y apresó a Dédalos y a su hijo Ícaro. Con el fin de huir, Dédalos fabricó unas alas para Ícaro y las adhirió a su espalda con cera.
Entusiasmado Ícaro con sus nuevos apéndices y desoyendo las advertencias de su
padre, en un vuelo exaltado, se acercó demasiado al sol, derritiendo el calor
del astro las uniones de cera y cayendo al mar donde pereció.
Los asteroides son objetos celestes menores compuestos de roca y/o metal que giran alrededor del sol, principalmente entre las orbitas de Marte y Jupiter. Su origen es realmente incierto existiendo diversas teorías sobre su formación. Según estudios recientes, en algunos casos pueden trasladar notables cantidades de agua.
A pesar de que el 1566 Ícaro, se trata de un asteroide muy
luminoso, en esta ocasión su acercamiento no fue excepcionalmente brillante,
quedando relegada su observación a equipos astronómicos profesionales.
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